(Reuters) - Con promesas de cambio y un mensaje de centro-izquierda, los líderes de la oposición recorren cada rincón de Venezuela compitiendo unos con otros en busca de la silla presencial, que desde hace 12 años ocupa Hugo Chávez.
En contraste con las rebeliones en el Medio Oriente, la oposición tiene la oportunidad de vencer a Chávez en las elecciones presidenciales de diciembre de 2012, cuando buscará aprovechar sus vulnerabilidades para rebatir su doctrina socialista. Pero antes debera escoger un candidato único.
Pocos años atrás, detractores de Chávez intentaron derrocarlo en un fugaz golpe de Estado y luego con un prolongado paro que derrumbó la producción petrolera, pero el líder izquierdista salió fortalecido.
Y tras un boicot a las elecciones legislativas del 2005, la oposición quedó sin representación parlamentaria.
“Hay una dinámica distinta porque en Venezuela, a pesar de todas las adversidades y obstáculos, se está planteando una ventana electoral para el 2012, para lo cual hay que prepararse”, dijo Leopoldo López, exalcalde de un rico municipio de Caracas y uno de los que asoma como contendor.
La popularidad de Chávez está por debajo del 50 por ciento tras una aguda recesión económica de un año y medio, pero sus posibles rivales están conscientes de que deben permanecer unidos para combatirlo.
En una pequeña manifestación nocturna en Caracas, parecía que la campaña ya había empezado.
“Nuestro próximo presidente, Leopoldo López”, coreaban los partidarios del político de 39 años.
“Tenemos 22 meses para preparanos”, dijo López.
La veintena de partidos agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se preparan para unas elecciones primarias y aún debaten si elegirán a su candidato antes o después de las fiestas navideñas. López es apenas uno de la media docena de nombres que figuran como posibles contendores de Chávez.
Pese a que está inhabilitado para ejercer cargos públicos por supuestamente haber cometido actos de corrupción, López espera conseguir una anulación de la sentencia.
Aunque no todos los aspirantes a presidente son de centro-izquierda, muchos en la oposición están convencidos de que no pueden representar políticas conservadoras.
“En Venezuela no hay espacio para gobiernos de derecha”, dijo a Reuters el precandidato más popular hasta ahora, según los sondeos de opinión, Henrique Capriles.
“La nueva Venezuela es sin duda la construcción de un proyecto social, que es muy distinto al socialismo que el presidente Chávez habla”, agregó.
Esa visión es compartida por Henry Ramos, que lidera el partido más importante de la oposición, Acción Democrática (AD).
“La idiosincracia de este país fundalmentamente se ubica con el pensamiento de la izquierda democrática”, dijo Ramos.
“Si nosotros logramos presentar una buena propuesta de izquierda democrática que desarticule el mensaje populista de Chávez, vamos a ganar las elecciones sin duda alguna”, agregó.
Chávez, aliado del líder de la revolución cubana, Fidel Castro, ha nacionalizado vastos sectores de la economía en la última década, incluyendo la vital industria petrolera.
En contraste, la oposición asegura que introduciría políticas de mercado similares a las aplicadas en los últimos años en Brasil.
Los partidos de oposición lograron casi la mitad de los votos en las elecciones legislativas del año pasado y dos años antes ganaron terreno en las regionales.
Ese éxito, combinado con la incapacidad del Gobierno de Chávez de combatir la inflación y su pobre desempeño en políticas habitacionales y contra el crimen, le imprimen confianza a la oposición.
Pero el analista político José Vicente Carrasquero advirtió que la oposición está muy concentrada en la fecha de sus primarias, en lugar de desafiar a Chávez.
“La imagen que están dando es que están muy ocupados de ellos mismos sin tomar en cuenta los problemas de la gente”, dijo Carrasquero.
Chávez ha mostrado habilidad para revertir escenarios adversos como el actual. Y con los precios del petróleo a sus niveles más altos desde el 2008, sus arcas para la campaña política prometen superar con creces las de sus oponentes.
La oposición está segura de que Chávez intentará desacreditarlos ligándolos con gobiernos pasados o familias adineradas.
“Yo no nací en un barrio”, dijo Capriles en una casa adornada con botellas de champán polvorientas y católogos de la casa de subastas Sotheby’s. “Pero yo entiendo la realidad social de nuestro país”, sostuvo.
“Nuestro país no avanzará con las desigualdades que se han acumulado; eso lo tengo clarito”, agregó.
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